El pasado sábado 7 de octubre, con el impulso y la coordinación de la Asociación de Veteranos del Cuerpo (AVECINT), se realizó la 1ª Ruta Teresiana en bicicleta de montaña, por primera vez completa y en un solo día, recorriendo casi en su totalidad por caminos los 110 km que suponen la opción “Sur” de la Ruta Teresiana que une el Sepulcro y la Cuna de la Santa Teresa, es decir desde Alba de Tormes a Ávila.
A la convocatoria habían respondido 31 “ciclistas”, que contaron con el apoyo de 4 miembros de AVECINT, que velaron por el apoyo y la seguridad de la ruta. El grupo se reunió el viernes 6, en el Palacio de Polentinos, para recibir las últimas normas de coordinación de la ruta, y el sábado a las 7,30 salían con sus bicicletas cargadas en autobús hasta Alba, para a las 8,30 dar la salida desde el Convento Carmelita de Alba que guarda el Sepulcro de la Santa
El recorrido siguió la ruta a pie que se conoce como “de la Cuna al Sepulcro”, pero en camino inverso. Toda ella por caminos, que van atravesado La Moraña, con sus llanuras infinitas y su cielo inmenso, parada en el tiempo, y donde se respira paz y serenidad sin fin. No es casualidad que en estas tierras floreciera la Mística, y que todo el camino recuerde a la Santa y a San juan de la Cruz.
Tras unos primeros 32 km, un pequeño alto para avituallamiento en Mancera de Abajo, que permitió visitar unos instantes a la comunidad carmelita que allí reza y vive, para continuar hasta Fontiveros ubicado en el km 60 de la ruta, allí rellenado de bidones, foto, y seguimos hasta Gotarrendura, en el km 85, donde se realizó un alto más largo para reponer fuerzas y visitar este pueblo que ocupa un lugar más que destacado en la vida de la Santa y revindica, con argumentos bien fundamentados, ser su lugar de nacimiento.
Desde aquí, hasta Ávila ya dando el último impulso, donde tras más de 7 H de pedaleo (paradas aparte) llegar al ansiado monumento de los Cuatro Postes. Donde escoltados por la Policía Local hicimos el último recorrido hasta la Iglesia de la Santa, atravesando el centro de la capital abulense, que como siempre nos recibió con aplausos y cariño al mismo tiempo.
Desde el comienzo la dureza del camino se hizo patente, unas pistas pedregosas, con amplias zonas de arenas, y una temperatura permanentemente en ascenso se fueron uniendo para poner en dificultades técnicas y físicas a los ciclistas, aunque no fue suficiente para romper el ambiente de compañerismo y buen humor.